Ya no son el patito feo

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Por Javier Solórzano Zinser

Poco a poco los medios públicos están dejando de ser el patito feo. Los primeros que se deberían dar cuenta de ello son los gobernantes. A lo largo de años hemos vivido bajo un singular maridaje entre quienes gobiernan y los empresarios de los medios privados a los que se ve como opción única para informar.

Una de las razones por las cuales los medios públicos no han crecido es porque son los propios gobernantes los que no los toman en serio. Los usan como extensión de sus actividades personales y de gobierno y cuando quieren informar o reportar algo que sea de su interés particular acuden a los medios privados, sin el más mínimo decoro y sin importarles el costo de ello.

Los medios públicos han sido utilizados para cualquier ocurrencia de los gobernantes. Hemos sido testigos de cómo le quitan su cámara a un camarógrafo para grabar la boda o la primera comunión de un hijo o hija de un gobernador. Se han dado casos en que se llevaban las cámaras para grabar un partido de futbol del hijo de un mandatario.

Los gobernantes son quienes han quitado peso y valor a los medios públicos. Algunos desplantes y nombramientos son evidencia de la poca seriedad con la que se les ve. Si así se les ve desde el poder político imaginemos cómo lo puede ver la audiencia.

Las cosas han venido cambiando de manera significativa. A lo largo de años se han ido formando generaciones de trabajadores, las cuales son ejemplo de profesionalismo, capacidad y compromiso.

A esto hay que sumar que hay gobernantes que han tomado en serio los medios públicos. El que se les respete su autonomía como medio de Estado, que no de gobierno, ha sido ocasión para que los Congresos locales también lo entiendan, sin pasar por alto las tentaciones de algunos legisladores. Todo esto ha causado un efecto altamente positivo en la audiencia generando la gran divisa que es la credibilidad.

Los trabajadores de los medios públicos llegan a estar tan cotizados que los medios privados les lanzan anzuelos laborales difíciles de rechazar. Muchos de las y los conductores que se ven actualmente en la televisión comercial tienen su origen en la televisión pública.

Los cambios también se deben a que los trabajadores de los medios públicos se han ganado capacidad de maniobra, lo cual termina por verse en la pantalla, escucharse en la radio o registrarse en los portales.

Lo que vimos en los Juegos Olímpicos de Río a través de la televisión pública es muestra de las muchas cosas que también se pueden hacer. El estratégico convenio con Claro Sports de los canales 11 y 22, al que se unió la Red de Radiodifusoras y Televisoras Educativas y Culturales, potencializó imaginación, capacidad y alcances sin que se extrañara a nadie.

El Canal del Congreso es anfitrión estos días de la XXIII asamblea de la Red. Asisten los medios públicos de todos los estados del país. Es evidente que falta mucho por hacer. Cada estado tiene sus problemáticas, algunos gobernadores y sus equipos siguen en el no entienden que no entienden.

Lo prioritario es la creación de comités ciudadanos y la defensoría de las audiencias, a las cuales le huyen los medios comerciales. En estos y otros menesteres han de andar en la asamblea. Lo que a estas alturas queda claro es que los medios públicos han dejado de ser el patito feo y se la tienen que creer.

Vía La Razón

 

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