¿Cuál es el futuro de la televisión?

Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión Noticias

Por The Economist

Imagine una televisión que, como en los viejos tiempos, solo tenga un puñado de canales entre los cuales escoger en lugar de cientos, como ofrecería una configuración de cable típica actualmente. En una década más o menos, los televisores de nuevo solo tendrán unos cuantos canales, pero cada uno tendrá una gran profundidad, con contenido que pueda ser visto a demanda.

Netflix quizá sea una de esos ofrecimientos, Amazon otro. Ambas compañías están gastando miles de millones de dólares en producir y comprar programas televisivos y películas para venderlos directamente a los espectadores para que los vean cuando les plazca, y en dispositivos diferentes a la caja que está en el rincón de la habitación. Otras empresas tecnológicas ricas se les están uniendo.

Es esta visión la que ahora guía la dirección que están tomando la televisión y los medios. Las difusoras están dispuestas a pagar más para transmitir deportes en vivo, y a invertir más en producir programas televisivos, para hacer que sus cadenas sean la opción obligada de los televidentes.

Esta tendencia ha provocado la fusión más grande de la historia de una compañía de telecomunicaciones con una empresa de medios. El 22 de octubre, AT&T, el gigante de la telefonía inalámbrica y la televisión de paga de Estados Unidos, anunció una oferta por Time Warner, dueña de HBO, CNN y el estudio Warner Brothers, con valor de 109,000 millones de dólares. Al hacerlo, AT&T está apostando a que unas cuantas plataformas integradas verticalmente dominarán el futuro de la audiencia televisiva. Este enorme acuerdo sigue a la compra en 2011 de NBC Universal por parte de Comcast, una compañía de televisión por cable, por 30,000 millones de dólares.

De ser aprobada, no sería la última de esas fusiones. Los próximos compradores pudieran ser las compañías de contenido que compren plataformas de distribución. Rupert Murdoch de 21st Century Fox podría ir en pos del resto de Sky, una compañía de televisión de paga británica, que no es aún de su propiedad; Sky es un blanco más barato con la caída de la libra esterlina.

Bob Iger de Disney reflexionó recientemente sobre la necesidad dellegar a los consumidores directamente en un panorama de medios cada vez más incierto, lo que llevó a muchos a especular que quiere comprar Netflix, el cual tiene un valor de mercado de 54,000 millones de dólares, casi un tercio del de Disney. Actualmente, ese acuerdo gigantesco parece poco probable. Si sucediera, sin embargo, pudiera desencadenar una guerra de ofertas a la que entrarían también Apple y Google.

Algunos analistas describen a la estrategia de AT&T como una diversificación o construcción de un imperio, no como una integración. AT&T es la segunda operadora de telefonía inalámbrica más grande en Estados Unidos, detrás de Verizon Communications. El año pasado, completó la compra por 48,500 millones de dólares de DirecTV, un proveedor satelital, lo cual hizo a AT&T el mayor distribuidor de televisión de paga en Estados Unidos con 25 millones de suscriptores. El nuevo acuerdo representa el mayor premio disponible en cine y televisión, dado que Disney no está a la venta,con una enorme biblioteca de películas y programas de televisión que incluye éxitos como las películas del “Caballero de la Noche” y “Game of Thrones”, además de múltiples canales de cable.

El telón de fondo de esto es que los estadounidenses están viendo 11% menos televisión que hace seis años, y aquellos entre 12 y 24 años de edad ven más que 40 por ciento menos. En las últimas semanas, un bastión vital de la televisión de paga, los deportes en vivo, ha mostrado una inusual debilidad; incluso los ratings del fútbol americano han declinado en comparación con hace un año. El año pasado, la televisión de paga tradicional perdió más de un millón de suscriptores, alrededor de 1% del total en Estados Unidos, conforme más espectadores “cortaban el cable” de la costosa televisión por cable y cambiaban a los servicios de video en streaming.

A corto plazo, la lógica de negocios de AT&T para comprar Time Warner no es obvia. El corte del cable continuará ejerciendo presión sobre los márgenes de utilidad en la compañía combinada, que también estará altamente endeudada. Y AT&T tampoco podrá ofrecer contenido de Time Warner exclusivamente a sus clientes. Otorgará licencias sobre el mismo a tantos distribuidores como sea posible para estimular los ingresos, como hace Time Warner ahora. AT&T no podrá recibir ese contenido por un menor precio para DirecTV, porque las cláusulas en los contratos de televisión de paga impiden eso y los reguladores no lo permitirían.

El director ejecutivo de AT&T, Randall Stephenson, y el jefe de Time Warner, Jeff Bewkes, el segundo de los cuales partirá según el acuerdo, argumentan que los beneficios provendrían de poder dirigir mejor la publicidad a los espectadores del contenido de Time Warner, gracias al conocimiento que tiene AT&T de qué está viendo la gente. Es poco claro cuánto ayudaría eso al balance general.

Pese a todo eso, los reguladores se mostraran recelosos de que AT&T tenga una ventaja competitiva por poseer una combinación de contenido, distribución y espectro inalámbrico, así como banda ancha.

En una exhibición de fuerza de la compañía, Stephenson anunció el 25 de octubre que un nuevo servicio de streaming por internet en Estados Unidos, DirecTV Now, ofrecerá más de 100 canales de televisión, incluidas las cadenas de Time Warner, por 35 dólares al mes, mucho más barato que los paquetes existentes. Al hablar en una conferencia en California, Stephenson dijo que no habría podido alcanzar ese acuerdo si no tuviera DirecTV.

No podemos hacer que las compañías de medios participen en esto”, dijo, “hasta que tengamos escala”.

Los clientes de telefonía inalámbrica de AT&T estarán mejor, porque podrán descargar el servicio sin cargos de datos. La Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por su sigla en inglés) ya está analizando la práctica de AT&T y Verizon de no cobrar más a los clientes de telefonía móvil por descargar cierto contenido en video, una práctica conocida en inglés como “zero-rating”. Stephenson dijo que la capacidad para reducir los precios demuestra que las grandes adquisiciones de AT&T son buenas para los consumidores. Los reguladores podrían ver las cosas de manera diferente.

El futuro de la televisión quizá sea borroso, pero ahora es problema de AT&T.

Vía Excélsior

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