Por Roberto García

En mi último artículo del año cerré resaltando algunos de los principales sucesos acontecidos durante el 2016 en el sector telecomunicaciones y radiodifusión. Señalé, asimismo, que, en general, íbamos en la dirección correcta.

El año 2017 lo amanecemos en el país con desasosiego y una buena dosis de incertidumbre de todo tipo. El gasolinazo ha tenido un rechazo social mayoritario y creciente. La clase política está cada vez más desprestigiada y los partidos políticos parecen no entender el contexto actual. Todo el mundo está desconcertado, o al menos simulan estarlo.

Si a esta situación se le suma el efecto anti mexicano de Trump, el panorama no pinta muy favorable para este año. Ya observamos como el presidente electo de los Estados Unidos fue capaz de bloquear las intenciones de inversión de empresas como Carrier y Ford en nuestro país.

Creer que este personaje va a “suavizar” el discurso o la política pública relativa a México sería ser ingenuo, por decir lo menos. La cancelación de la planta de Ford en San Luis Potosí empujó al tipo de cambio a niveles que rondan los 22 pesos por dólar. Y eso que todavía no toma protesta como Presidente.

El entorno es delicado: la gente enojada; el rumbo del país nadie sabe bien a bien cuál es; los responsables del timón traen la agenda perdida; y nuestro vecino del norte está con la espada desenvainada. Además, se suscitan procesos electorales este año, y arranca la antesala del 2018. Más enrarecido no podría estar el clima.

Este turbio ambiente no es ajeno al sector telecomunicaciones. En la agenda del 2017 se esperan más licitaciones de espectro para servicios móviles, y la culminación de las licitaciones de TV abierta y radio. Esto sin mencionar las cuantiosas inversiones que esta industria—intensiva en capital— tiene que realizar constantemente para mantener su operación y planes de crecimiento.

Se antoja un año complicado en general, y para el sector telecomunicaciones en particular. La depreciación del tipo de cambio es mortal para esta industria, al estar los equipos e infraestructura tasados en dólares. Y de postre, un Presidente de los Estados Unidos que se encargará de desalentar cualquier posibilidad de inversión en nuestro país, por parte de empresas norteamericanas.

Mientras tanto, los burócratas se regodean con sus jugosos aguinaldos, y los 11 consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE) inician el 2017 solicitando I-phone 7 para sus llamadas móviles. Y no, estimado lector, no es novela de Alejandro Dumas o pintura de Magritte. Es la llana realidad.

Vía La Razón 

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