SUFREN GIGANTES DE STREAMING RESISTENCIA EN ALGUNOS PAÍSES

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Los servicios de streaming estadounidenses están sacudiendo el orden mundial de la industria del entretenimiento.

Netflix Inc., Amazon.com Inc., Walt Disney Co. y HBO Max, de AT&T Inc., van en pos de crecimiento en mercados fuera de EU, invirtiendo miles de millones de dólares para producir series y películas en idioma local.

Ese esfuerzo está creando un auge -y .competencia- para guionistas, actores, productores y equipos de producción. También está amenazando a cadenas de televisión y distribuidoras en otros países y provocando acciones de legisladores y productores locales en materia de sueldos equitativos y derechos de contenido.

Anteriormente, jugadores locales establecidos de mucho tiempo podían contratar fácilmente talentos de primera línea en mercados internacionales, como España, Indonesia o Brasil. Con la llegada de compañías de streaming con dinero abundante, como Netflix, la demanda de guionistas, directores y actores es alta, poniendo presión a televisoras y distribuidoras locales con menos recursos.

“Cualquier comprador local, así sea cadena lineal, digital o de cable es superado en capacidad de gasto por plataformas de streaming globales”, dijo Charlie Corwin, codirector ejecutivo de SK Global Entertainment, una compañía productora de Los Ángeles que está haciendo tratos de contenido con compañías como Netflix, Amazon y Disney en proyectos internacionales de alto perfil ambientados en mercados emergentes como Tailandia e India.

Martin Moszkowicz, un productor alemán de Constantin Film, señala que los servicios de streaming importantes están asegurando a profesionales clave de la producción. “Son como aspiradoras”, indicó. “De momento, no puedes conseguir equipos de producción básicamente en toda Europa”.

Netflix proyectó recientemente que invertiría más de 17 mil millones de dólares a nivel global en contenido este año, mientras que Disney anunció en diciembre que gastaría hasta 9 mil millones de dólares al año a nivel mundial en contenido para su plataforma Disney+ para el 2024.

Con docenas de proyectos internacionales en curso, se espera que ambas compañías gasten un alto porcentaje fuera de EU.

Amazon señala que ha estado duplicando anualmente su volumen de contenido original en idioma local desde el 2017. HBO Max dijo recientemente que produciría más de 100 proyectos en idioma local para América Latina tan sólo en los próximos dos años.

Luchando para competir por cuenta propia, algunas televisoras y distribuidoras extranjeras establecidas están uniendo fuerzas para contrarrestar el alcance global y poder adquisitivo de las compañías de streaming estadounidenses.

El coloso mexicano de televisión y medios Grupo Televisa SAB acordó una fusión multimillonaria con Univision Communications Inc. el mes pasado, creando quizás la compañía de medios de habla hispana más grande del mundo. Los arquitectos de la alianza Televisa-Univision dicen que buscan crear un servicio de streaming global.

La televisora más grande de Brasil, Grupo Globo, está invirtiendo fuertemente en contenido original para su plataforma digital Globoplay para competir con servicios de streaming de EU, dijo ErickBretas, jefe de distribución digital de la cadena.

En Europa, las compañías de streaming estadounidenses se están topando con reglas y normas nuevas.

Elly Vervloet, una ejecutiva de televisión belga y coordinadora de la Unión Europea de Radio y Televisión, que representa amás de 50 televisoras públicas, entre ellas British Broadcasting Corp. y France Télévisions, supervisa una iniciativa para lograr que esas cadenas unan fuerzas e inviertan más en distribución digital.

Las televisoras públicas de economistas Charles Goodhart y Manoj Pradhan en su libro “The Great Demographic Reversal: Ageing Societies, Waning Inequality, and an Inflation Revival”, publicado el año pasado. Durante las últimas tres décadas, la integración de China y Europa Oriental a la economía global, la entrada de los baby boomers a la fuerza laboral y la creciente participación de la mujer duplicaron en efecto la oferta de mano de obra de las economías avanzadas, ejerciendo presión descendente sobre los costos y sobre el poder de negociación de los trabajadores.

Ese movimiento está ahora en proceso de revertirse al tiempo que los dependientes crecen con mucha más rapidez que los trabajadores, y “los dependientes son inflacionarios”, escriben Goodhart y Pradhan. Una creciente porción de una fuerza laboral disminuida debe dedicarse a mantener a los ancianos: “Piense en la política del hijo único en China, con un nieto para cuatro abuelos, dos de los cuales fácilmente podrían desarrollar demencia”.

El envejecimiento crea nuben cambiar a streaming, afirmó Vervloet, y añadió que producir y transmitir series de calidad es como las cadenas atraen televidentes a otro contenido menos comercial.

En Europa, gobiernos y sindicatos locales han creado reglas que requieren que los servicios de streaming ofrezcan mayor transparencia con parámetros de medición y recompensan a equipos cuyos programas registran altos ratings, entre otras medidas.

Es poco frecuente que los servicios de streaming divulguen datos de audiencia. A diferencia de la televisión y el cine tradicionales, guionistas, productores y actores que trabajan con servicios como Netflix por lo normal no reciben bonos de gratificación -o siquiera datos- cuando una serie o película es vista por muchos suscriptores.

En medio del éxito de la serie en idioma alemán “Dark”, de Netflix, los sindicatos locales en Alemania negociaron un trato que requiere que la compañía pague a los actores y equipos de producción bonos cuando más de 10 millones de suscriptores ven al menos 90% de la temporada de una serie. Una vocera de Netflix elogió el acuerdo en ese entonces.

El trato cayó dentro de la competencia de una serie de medidas regulatorias de la Unión Europea que requieren que los servicios de streaming compensen adecuadamente a los trabajadores y preserven la diversidad cultural del Continente.

Bajo las reglas europeas, al menos 30% del contenido ofrecido en plataformas como Netflix debe calificar como contenido europeo y las compañías deben reinvertir un porcentaje de los ingresos en contenido local.

Para cumplir lo anterior, las compañías de EU están gastando más en programación nueva y vieja en idioma local, dijo Prentiss Fraser, una ejecutiva de ventas internacionales en Endeavor Content, que financia películas.

Aunque los productores europeos independientes reciben con agrado el trabajo que les dan las compañías de streaming, muchos se oponen al modelo de trabajo por encargo promovido por Netflix, donde no retienen ningún derecho sobre el material que producen.

Por lo normal, los productores que realizan series europeas retienen derechos de contenido, lo que les permite percibir ganancias durante años de algunos proyectos, incluso si el alcance a veces es limitado.

“Somos productores creativos. Somos emprendedores que tomamos riesgos”, afirmó la productora francesa Alexandra Lebret, directora administrativa de European Producers Club, un grupo de la industria.

En marzo, el EPC, que representa a más de 100 productores, emitió una lista formal de directrices que espera que sigan las compañías de EU, como pedir que los servicios de streaming paguen más a los productores cuando el contenido sea popular, además de permitirles retener propiedad de los derechos.

Vía: Cirt

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