La UE había bloqueado la venta de la filial británica O2 de Telefónica al grupo Hutchinson Whampoa, con lo que habría disminuido sus deudas y aumentado sus inversiones en otros mercados, pero con el Brexit el panorama se complica para los planes de Movistar en América Latina y la misma Europa.
El sí de los británicos a una próxima salida del Reino Unido del bloque comunitario atiza la coyuntura financiera que ya enfrentan empresas de todos los sectores. Para Telefónica este hecho complica todavía más sus planes de reducción de deuda, de entrega de dividendos y el aumento de sus inversiones en los mercados más allá de Londres, como en México, aunque el gobierno mexicano rechace ahora repercusiones procedentes del Brexit.
Reino Unido votó el jueves por poner fin a casi 50 años de permanencia en la Unión Europea. La separación isla-continente se concretaría en dos años, pero el divorcio de Londres con Bruselas, que todavía puede ser frenado por el Parlamento de Westminster, ya provoca que las empresas echen a andar un Plan B con los que puedan salvaguardar sus operaciones de los vientos de incertidumbre.
Grupo Telefónica enfrenta una compleja situación financiera por una deuda que cerró el 2015 en cerca de 50,000 millones de euros. La venta de su filial británica O2 al grupo hongkonés Hutchinson Whampoa en casi 13,500 millones de euros hubiera devuelto la calma a la firma española, pero argumentos como la disminución de la competencia y concurrencia de actores en el mercado inglés, incluso de nacionalismos y geopolítica, venidos de las autoridades reguladoras y sectores de la sociedad británica acabaron por tumbar la separación de O2 de Telefónica.
Lo negativa a la compraventa ocurrió en mayo, cuando Gran Bretaña aún no votaba sobre su permanencia en la UE. La prensa española inclusive llegó a afirmar que Bruselas negó la compraventa de O2 a la empresa de una ex colonia británica como una manera de quitar del camino a un fuerte competidor a British Telecom y como una señal para que Londres dijera no al Brexit, ésta última una decisión que hace pensar a las empresas que en adelante vendrán nuevas reglas en las relaciones comerciales entre el Reino Unido y la zona euro.
“Este, (el de O2), es un tema de geo-economía también, que ahora tendrá otros matices dado que existen nuevas preocupaciones de los comunitarios de sacar o no de inmediato al Reino Unido y entonces las reglas van a cambiar. ¿Cómo se pondrá a la venta esta sucursal y en cuánto tiempo? Eso dependerá en cómo y cuándo decidan sacar a los británicos”, platicó Adolfo Laborde, analista en relaciones internacionales del Tecnológico de Monterrey, campus Ciudad de México.
Telefónica digería el veto de la Unión Europea a la venta de O2, considerando llevar a la bolsa a esta filial británica como una manera de levantar capital sin perder el control de aquella subsidiaria, cuando Reino Unido dijo sí al Brexit, un hecho que viene a presionar sus intenciones sobre O2, incluso obligando al grupo español a desprenderse de esa marca a un menor precio para librarse de cualquier nueva regulación que pueda jugar en su contra, al tiempo que engorda a su división de infraestructura, Telxius, para sacarle mejor provecho en la Bolsa de Madrid.
“El Brexit afecta las intenciones inmediatas de Telefónica con O2 pero también de Telxius, y ambas quedan en un contexto de incertidumbre en los mercados y de devaluación del euro y la libra”, dijo Gustavo Fontanals, experto para el sector de la Universidad de Buenos Aires (UBA). “El Brexit no va a modificar el impedimento regulatorio a la venta si implica mayor concentración, que vino de Bruselas pero también del regulador británico. Que encuentre ahora un comprador para O2 que no sea otro de los operadores existentes se ve más difícil en este contexto”.
Pero Telefónica no quiere esperar mucho. Necesita conocer alternativas para descender su abultada deuda; para crecer sus inversiones en mercados clave como Brasil y Alemania ante el avance de la competencia, y para defenderse de América Móvil y de AT&T en México. Mientras, Telefónica Movistar ha informado que tiene asegurada la entrega de los dividendos a sus inversionistas al menos hasta el 2017, pero éstos también podrían reducirse si no halla una solución al problema de O2, profundizado ahora por el Brexit.
“Al no ser parte de la Unión europea, O2 puede transformarse en un foco rojo para Telefónica”, aseveró Jorge Fernando Negrete, director de Mediatelecom Policy & Law Latinoamérica, “Telefónica enfrenta un reto formidable. Las autoridades no le permitieron vender O2, impidiendo su capitalización y saneamiento financiero, su capacidad de inversión en áreas estratégicas como México y América Latina. Y ahora la secuestran en un escenario que parece pesadilla, ya que el mercado de financiamiento está en el piso y hay incertidumbre sobre la conveniencia de quedarse en el Reino Unido”.
La prensa británica baraja nuevos oferentes para Telefónica, pero todos con propuestas menores a lo esperado por Movistar por O2. El nombre más citado es el de Ronan Dunne, el mismo director de O2 que estaría buscando socios para comprarle a sus jefes la empresa donde trabaja.
Dunne estaría en la posibilidad de ofrecer hasta 10,800 millones de euros por O2 gracias a la colaboración de fondos de inversión Apax y CVC; la presión que padece Telefónica es una oportunidad, dice la prensa inglesa. Y aunque Movistar está urgida de dinero, “es posible que decida esperar un tiempo con estas operaciones”, dijo Gustavo Fontanals, de la UBA.
La compraventa de O2 beneficiaba a Telefónica y Hutchinson, pues una firma se hacía con recursos para llevarlos a mercados estratégicos y la otra entraba a Londres a competir con más fuerza a British Telecom, al fusionar su filial Three con O2, pero tras el Brexit no sólo el panorama se complica para Telefónica, sino para todo el sector, estimó Jesús Romo, director de Telconomia.
“El voto por salir de la UE no detona en automático una reconfiguración abrupta del mercado de telecomunicaciones del Reino Unido, pero sí tiene una repercusión inmediata en empresas del sector. No se espera un distanciamiento del Reino Unido de esfuerzos regionales como la armonización de bandas de espectro para servicios móviles o trabajos para las tecnologías que integrarán IMT-2020, conocida más comúnmente como 5G”, dijo el jefe de Telconomia, y agregó:
“En cambio, las condiciones para las startups tecnológicas y el acceso al mercado único digital aparecen como los elementos más difíciles de predecir”.
vía El Economista