Por Luis Miguel González y Octavio Amador
El precio, la calidad y la cobertura serán incentivos para que a la red se suban operadores tradicionales, además de los operadores móviles virtuales y de redes de telecomunicaciones fijas.
Por tener costos sustancialmente más bajos, la Red Compartida en la banda de 700 MHz generará un efecto disruptivo en el mercado mexicano de telecomunicaciones al disminuir los precios de los servicios mayoristas de cuarta generación (4G) y mejorar su calidad. Permitirá la proliferación de los operadores móviles virtuales (OMV) y servirá a los operadores tradicionales para que se enfoquen en marketing y servicios de valor agregado, apostó Mónica Aspe Bernal, subsecretaria de Comunicaciones de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).
La SCT calcula que la inversión necesaria para generar un Gigabit de tráfico en la banda de 700 MHz equivale a una quinta parte de la requerida en la banda AWS (en la que Telcel y AT&T ganaron espectro recientemente) y a una octava parte de la que se utilizaría en la banda de 2.5 MHz (en la que se licitará espectro próximamente).
Un nivel proporcional es el que se espera que se observe en los precios por Gigabit ofrecidos por la Red Compartida, y con una calidad mayor, pues al tratarse de una red que se construirá desde cero en el protocolo 4G —no tendrá legado—, será completamente nueva en lo tecnológico. Hasta el momento son 18 las empresas que han comprado las bases de licitación del proyecto, pero no se sabe cuántas serán las que participarán finalmente en el concurso y a través de qué consorcios.
La funcionaria confió en que la red contará con el volumen de negocios que le permitirá ser rentable, pues ofrece los incentivos para que además de los OMV y las empresas de telecomunicaciones fijas, los operadores como Telcel, AT&T y Telefónica se conviertan en compradores de sus servicios mayoristas para complementar y mejorar los servicios de sus respectivas redes. Recordó que se trata del único proyecto de infraestructura bajo la figura de Asociación Público-Privada (APP) autofinanciable del país (no consumirá recursos públicos).
La política pública debe enfocarse en la modificación de la estructura de costos de las telecomunicaciones para incidir en los precios, dijo Aspe Bernal a El Economista: “No solamente se trata de apretar los márgenes de los operadores, también se trata de generar condiciones de mayor eficiencia en cuanto a las estructuras de costos”.
De acuerdo con la subsecretaria, 60% del costo de desarrollar una red de telecomunicaciones móviles corresponde a los gastos de infraestructura física, derechos de vía, terrenos, obra civil, etcétera, y sólo 40% se explica por los desembolsos directamente asociados con la operación tecnológica de la red, de modo que el hecho de que un tercero se haga cargo de la obra y la administre reduce las barreras de entrada al mercado a nuevos competidores y habilita que los operadores actuales se concentren más en el servicio directo al cliente.
—¿Ha despertado suficiente interés la Red Compartida entre los licitantes?
Ha habido mucha confusión en torno a este tema y proviene de lo siguiente: nosotros contactamos me parece que a cerca de 160 empresas en todo el mundo. Empresas de qué tipo: proveedoras de tecnología, operadores internacionales, en fin, cualquiera de los segmentos, incluyendo fondos y financiadoras, inversionistas de diferentes tipos en el sector financiero, etcétera.
De esas empresas, por supuesto no se van a presentar todas ellas y menos de manera individual. Lo que tenemos en la red compartida son grandes consorcios y esto es natural por el proceso de depuración que se ha dado durante el concurso porque los requisitos son muy elevados en un estándar internacional.
Éste es quizás el proyecto más atractivo en términos de telecomunicaciones móviles en el mundo, y en ese sentido, que un grupo pueda reunir los requisitos requiere que tengan: acuerdos con proveedores de tecnología, distintos fondos o inversionistas que cumplan con distintos roles dentro de una estructura financiera requerida y experiencia como operadores.
Y en algún momento se nos ha preguntado si los requisitos no son demasiado elevados. Lo que creemos es que no, porque realmente son proporcionales a la exigencia que tiene el proyecto. Sí vemos interés de grupos importantes con la capacidad para llevar a cabo esto, pero por supuesto se ha depurado el número en términos de la integración de consorcios y no de la presentación individual de empresas.
—¿La red será atractiva para operadores tradicionales?
La red tendrá una combinación del tipo de clientes. Por una parte están los virtuales, que sabemos que son muy pequeños ahora, no tienen ni 1% del mercado, pero que van a crecer y van a ser un cliente muy importante. Actualmente en el mundo el promedio de participación de mercado de estos operadores es de 3% y en el mundo desarrollado de 10%; nosotros creemos que la Red Compartida puede propiciar que en México alcancen una participación de hasta 6 por ciento.
Por otro lado, las empresas que prestan servicios de telecomunicaciones fijas hoy en día, que ya tienen suscriptores, servicios de facturación y cobranza han manifestado también que tienen interés en lanzar servicios móviles virtuales. También son potenciales clientes y un segmento de rápido acceso a la red. Otro grupo de clientes son los operadores móviles existentes, en quienes vemos claros incentivos para que empiecen a subirse a esta red, porque tendrá costos más bajos y calidad más alta con nuevas tecnologías.
—¿Cómo puede ayudar la red a favorecer la competencia?
La Red Compartida va a incidir en una mayor competencia, no por la vía regulatoria, sino por la vía de la promoción. Con esta nueva infraestructura bajarán las barreras de entrada al mercado y se permitirá que un mayor número de prestadores de servicio pueda entrar al país y crecer sin necesidad de realizar inversiones tan grandes.
Hay datos interesantes, para redes fijas, y son datos de la OCDE. Hasta 70% del costo del despliegue tiene que ver con estas redes que no son telecomunicaciones sino que es obra civil: zanjas, ductos, postes, gabinetes, derechos de vía, etcétera. En redes móviles el número está entre 50 y 60% y sigue siendo altísimo.
—¿Qué debe tener el proceso de licitación para ser exitoso?
Las condiciones están establecidas en el concurso y en el contrato. La clave será antes que nada el cumplimiento con las obligaciones de cobertura en los distintos hitos que marca el concurso.
Que la cobertura a la que se comprometan sea cumplida en tiempo y forma y en ese sentido ése es el cumplimiento legal y más básico. Ése es el corazón del proyecto.
Por otra parte, yo mediría éxito también como reducción importante en el precio mayorista de la unidad de banda ancha móvil gigabyte que se vende en el mercado mayorista. En cuánto podrá redundar esa reducción en el mercado minorista tiene que ver con muchas variables de competencia, pero la reducción de ese costo de producción del gigabyte del mercado mayorista es muy disruptivo y eso va a meter una dinámica de competencia muy importante.
—¿Cuándo se van a notar los resultados?
El cambio se va a empezar a notar por diferentes regiones en el país según la cobertura, la distancia de la región respecto de un centro urbano, el nivel de ingreso y la dispersión poblacional, pero esto va a ser en cuanto la red comience a operar.
Donde empiece el despliegue se va a empezar a notar para marzo del 2018. La empresa tendrá que tener 30% de la cobertura poblacional total del país; tercer año, 50%; cuarto, 60%; quinto, 85%, hasta llegar al séptimo año con el total de la cobertura ofertada.
vía El Economista