IFT: el gesticulador

Instituto Federal de Telecomunicaciones Noticias

Por Gerardo Soria

La semana pasada, le comenté en este espacio que alrededor de 92% de los comentarios ingresados durante la consulta pública sobre la regulación asimétrica impuesta a América Móvil (Telmex y Telcel) (AMX) fueron realizados por empleados de Telmex o sus familiares. También, que dichos comentarios carecen de análisis o sustento teórico alguno y simplemente repiten cuatro o cinco formatos con variaciones menores a modo de consigna:

¡Quítenle a Telmex la calidad de preponderante! ¡Denle concesión para televisión! ¡Es el único que invierte en infraestructura y los demás sólo la quieren usar sin pagar! ¡Quítenle la preponderancia, porque crea empleos!, son las justificaciones que encontramos en 92% de los comentarios vertidos en la consulta organizada por el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT).

Más allá de esta burda maniobra de “acarreo” para sorprender a la autoridad con un abultado número de “ciudadanos” que piden, literalmente, a gritos, que a Telmex y Telcel se les deje hacer lo que les venga en gana, existe 8% de los comentarios que sí cuenta con sustento teórico, experiencia factual y un desarrollo analítico difícil de contradecir. Me refiero, por supuesto, a las aportaciones de Alestra/Axtel, AT&T, Megacable, Grupo Televisa, British Telecom, Coin Service, Conatel, Telefónica, Canieti, entre otros.

Muchos de los comentarios de los competidores de AMX, quienes supuestamente son los beneficiarios de las medidas asimétricas, fueron elaborados por despachos de consultores de talla internacional y su rigor es evidente. Todos ellos coinciden en que las medidas impuestas por el IFT a AMX han sido incapaces de modificar la estructura del mercado o de generar un entorno procompetitivo. Es evidente, incluso utilizando las cuestionables métricas del propio IFT, que la concentración de mercado no ha disminuido. Por el contrario, en algunos segmentos, la concentración de AMX se ha incrementado. Así es que no valen consignas ni acarreos: mientras AMX no baje de 50% de participación en la totalidad del sector telecomunicaciones, será preponderante y punto.

Lo que sí es muy preocupante es la clara tendencia del IFT por matizar la regulación asimétrica aplicable a AMX, en su carácter de preponderante. De continuar con esta tendencia, tendremos un preponderante en el papel y un operador sin verdadera regulación asimétrica en la práctica, actuando como siempre lo ha hecho en el mercado mexicano. Para muestra, las quejas de los competidores sobre la evidente negligencia del IFT en la supervisión de AMX y su cumplimiento de la regulación asimétrica.

Uno de los puntos más controversiales y repetidos por todos los competidores es la notoria falta de participación activa por parte del IFT. A lo largo de los últimos dos años, el IFT ha realizado el mínimo esfuerzo posible por establecer un mercado más competitivo, al ser notoriamente ineficiente en sus labores de supervisión y verificación del cumplimiento efectivo de las medidas impuestas a AMX.

Las supuestas verificaciones realizadas en periodos trimestrales han estado plagadas de opacidad e incertidumbre. En ningún caso se establecen las metodologías seguidas, o se da seguimiento diligente con los competidores, con la finalidad de entender y tomar un papel activo en el mejoramiento de la regulación asimétrica. De igual forma, incluso ante el incumplimiento de AMX a ciertas medidas, el procedimiento sancionatorio ha sido poco claro y en muchos casos, hasta contradictorio.

Sé que me repito, y lo seguiré haciendo hasta que el IFT asuma un papel activo. El IFT es negligente cuando de supervisar a Telmex y Telcel se trata y demasiado eficiente, cuando se trata de buscar el papelito verde y la factura del refri de cualquier nuevo entrante, por pequeño que sea. No buscan la competencia, la convergencia, ni la innovación. Buscan mantener el statu quo, pero sin que se note. En lugar de imponer y verificar el cumplimiento de una regulación de preponderancia eficiente, otorgan microconcesiones de uso social a pueblos indígenas. Sin duda, políticamente correctas, pero que no modifican el ecosistema del sector telecomunicaciones en lo más mínimo.

No basta gesticular. Hay que actuar.

vía El Economista

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