Por Xavier Ginebra Serrabou*
De acuerdo con Valeria Moy, tras haberse cumplido dos años de que el McKinsey Global Institute publicara su reporte “A Tale of Two Mexicos: Growth and prosperity in a two speed economy”, McKinsey muestra dos lados del país. Una cara es moderna, desarrollada y altamente productiva, y con industrias vanguardistas en el mundo; mientras la otra está profundamente rezagada, la baja productividad de la segunda arrastra a la primera y detiene el crecimiento del país. Si bien algunas cifras se han actualizado desde marzo del 2014, cuando se presentó el estudio, la realidad es que poco ha cambiado.
De acuerdo con datos del Inegi, en las cifras de crecimiento económico a nivel estatal correspondientes al tercer trimestre del 2015 hay estados que crecen a tasas superiores a 6% y entidades que llevan varios trimestres decreciendo.
Una muestra de tal realidad (la de los dos Méxicos) lo constituye el estudio sobre el reparto de los televisores digitales de cara al apagón analógico que realizó el comisionado del IFT Adolfo Cuevas y su equipo, donde el reparto inexacto de televisores entre la gente de escasos ingresos y la entrega de los mismos a las familias con poder adquisitivo implicó un regalo para las segundas y la exclusión a la televisión digital a las primeras. Ello muestra la dificultad de establecer políticas públicas acertadas para insertar al México atrasado al México globalizado y moderno. El reparto de televisiones parece no haber logrado tal objetivo.
De acuerdo con el documento “Análisis del proceso de transición a la televisión digital terrestre”, elaborado por el IFT, un total de 6,697,988 telehogares se habrían quedado sin el servicio de TV radiodifundida con motivo de los apagones analógicos del 2015 (22.28% del total nacional). Una parte de las 10 millones de televisiones que la SCT reportó haber entregado, habrían sido repartidas entre telehogares que no las necesitaban, por ya estar preparados para el apagón analógico o por no tener TV abierta en sus hogares.
El documento encuentra que, ante la ausencia de un mecanismo para focalizar el subsidio entre los telehogares que necesitaban televisión por el apagón analógico, 640,399 televisores digitales (6.33%) habrían sido repartidas entre los hogares que nunca han tenido televisión y cerca de 5 millones (48.55% del total) habrían sido entregadas a telehogares que ya contaban con TV de paga, TV digital y/o decodificador, y por tanto no requerirían el televisora regalado por el gobierno federal. Lo señalado da un total de 54.88% del total de televisiones repartidas, que no fueron entregadas eficazmente.
El estudio también encuentra que el padrón Sedesol-TDT también habría beneficiado a hogares con ingreso alto. No obstante, sin dicho programa, la afectación hubiera sido mucho mayor: los telehogares que hubieran quedado sin servicio habrían sido 11 millones 259,937 (37.45 por ciento).
No cabe atribuirle toda la culpa a la SCT: el establecimiento de una fecha demasiado temprana por parte del Congreso para el apagón digital y la ausencia de padrones que mostraran qué hogares mexicanos –del otro México– debían haber sido beneficiados del proceso parecen haber disfrutado su éxito. A nuestro juicio, quizá hubiera sido mejor entregar tablets y enseñar a usarlas, especialmente programas educativos en lugar de televisores. Pero el estudio del comisionado Cuevas constituye una muestra del fallo del Congreso y de una parte del gobierno federal en insertar al país atrasado al México de las reformas, del cual todos deseamos que se logre uno solo. Pero para los críticos, fue mejor contar con el programa, que no haber hecho nada.
vía Especialistas