Por Rodrigo Pérez-Alonso
A más de ocho décadas de que se transmitió por primera vez en TV a un atleta en una justa olímpica, las emisiones por internet marcan la pauta.
En 1936, en pleno ascenso del régimen Nazi en Alemania, se llevaron a cabo los primeros Juegos Olímpicos televisados en un rudimentario sistema de televisión de circuito cerrado. Posteriormente, en Roma 1960, las Olimpiadas se transmitieron a toda Europa en blanco y negro; mientras que en Tokio 1964, se transmitieron a nivel mundial. Sería en México, en 1968, cuando se transmitieron por primera vez vía satélite a color. El internet empezó a tomar auge en las Olimpiadas de Sídney en 2000, con un mayor acceso (no en vivo) de las audiencias a este medio.
Han sido más de ocho décadas desde que se transmitió por primera vez en televisión a un atleta en una justa olímpica. En ese tiempo, las Olimpiadas y su comercialización se han transformado radicalmente. Ahora, a unos días de la terminación de Río 2016, la viabilidad comercial de las Olimpiadas (y las audiencias) está más fragmentada y conectada que nunca, incluyendo en nuestro país.
La necesidad de ancho de banda se multiplicó por cuatro en las Olimpiadas de Río 2016, en comparación con hace cuatro años, tanto por la necesidad de infraestructura de telecomunicaciones interna como por las transmisiones que se llevaron a cabo mediante éstas. El crecimiento del uso de internet y servicios audiovisuales a través de éste han crecido exponencialmente en cuatro años. Para muestra, de acuerdo con British Telecom, en Londres 2012, el sitio oficial contó con 450 millones de visitas, más de cuatro veces las visitas de Beijing 2008. El tráfico de video aumentó en 19% en esa justa.
Por su parte, en Río 2016, Embratel-Claro fueron los patrocinadores de telecomunicaciones, parte de América Móvil, quien también compró los derechos de transmisión de contenidos audiovisuales en América Latina. No hay estadísticas oficiales de los niveles de audiencias, pero lo que es claro es que el costo de los derechos más el despliegue adicional de infraestructura ha sido muy oneroso, no sólo para América Móvil, sino también para NBC en EU.
NBC en EU tuvo audiencias de 25.4 millones de televidentes en horarios prime time, por debajo de los 31 millones que vieron los Juegos de Londres 2012. La diferencia fue que estos Juegos Olímpicos también se transmitieron por internet en vivo, lo que añadió 2.1 millones de usuarios. En el caso de México y varios países de América Latina, América Móvil apostó por transmitir los juegos en vivo, mediante su plataforma de Claro TV en internet, en múltiples dispositivos, lo que sin duda fragmentó las audiencias (al menos en el caso de México).
Lo interesante será saber cómo las grandes cadenas de televisión y de telecomunicaciones, ahora compitiendo por los mismos mercados y contenidos a través de la convergencia, podrán conciliar esta fragmentación. Quizás lo más importante es que esta transición hacia plataformas en internet aún tiene que solidificarse, con una estrategia comercial más sencilla para los consumidores y con mayor penetración de usuarios de internet de banda ancha.
Otra gran pregunta es si lo mismo sucederá con el mundial futbol en Rusia 2018. Chivas TV y otras plataformas son sólo el inicio de un camino aventurado.
vía Dinero en Imagen