Por Eduardo Ruiz Vega
El Cuerpo de Reguladores Europeos para las Comunicaciones Electrónicas (Berec, por sus siglas en inglés), publicó a finales de agosto pasado sus esperados lineamientos en materia de “neutralidad de la red”.
El concepto de neutralidad de la red se refiere, en síntesis, al trato equitativo y no discriminatorio de los paquetes de datos que fluyen a través del Internet, independientemente de su contenido o de la plataforma de servicios que los gestiona. Es un concepto básico en el entorno de la sociedad digital actual, que persigue impedir un trato diferenciado y favorable a los gigantes tecnológicos como Google, Facebook y Netflix, por mencionar algunos, respecto del trato que se otorgue a las comunicaciones de plataformas más pequeñas o a los millones de páginas web del resto de los actores que inundan la red.
En Europa, como ha sucedido en otras latitudes, señaladamente en los Estados Unidos de América, la neutralidad de la red ha enfrentado la oposición abierta de los operadores de telecomunicaciones que ofrecen el servicio de acceso al Internet a través de sus redes fijas y móviles. Los operadores argumentan que la falta de flexibilidad para ofrecer servicios “premium” que garanticen mayor velocidad y calidad en la transmisión de datos, claro está, a cambio del cobro respectivo, limitan indebidamente su capacidad de generar ingresos, con lo que se pone en entredicho la viabilidad de las inversiones multimillonarias futuras que se requieren para seguir expandiendo al Internet como el principal medio multimedia de nuestra época.
En contrapartida, como es de esperarse, asociaciones de usuarios y ONG han cabildeado en diversos frentes a favor de la importancia de establecer reglas claras para garantizar la neutralidad de la red, al equiparar ésta a una libertad fundamental característica de la era digital. Los lineamientos publicados por Berec, para ser aplicados en los países miembros de la Unión Europea, han sido bien recibidos por expertos y activistas en materia de “derechos digitales” de la población.
El paso dado por Berec representa un innegable avance en esta materia, sin embargo, aún existen dudas en torno a la forma e impacto que tendrá la aplicación de los lineamientos en cada mercado nacional europeo. Corresponde a los órganos reguladores de cada país, en última instancia, aplicar los ordenamientos europeos con cierto rango de independencia y discrecionalidad.
La neutralidad establecida por Berec no es absoluta, en el cuerpo de los lineamientos se reconoce la existencia de servicios “especializados” que pueden ser tratados, dada su naturaleza, de manera preferente a otras comunicaciones, siempre y cuando no degraden al resto de los servicios que fluyen a través de la nube del Internet. Así se considera, por ejemplo, que servicios tales como la voz de alta calidad sobre redes móviles, las transmisiones asociadas a servicios de salud en tiempo real (como videoconsultas) y las transmisiones en vivo de televisión por Internet, pueden obtener un trato preferente sin violar, en lo general, la neutralidad de la red.
La guerra por un Internet “libre” y no discriminatorio aún no termina. No obstante, la reciente publicación de los lineamientos europeos en la materia puede ser interpretada como una batalla ganada en pro de los intereses de los usuarios.
vía Razón