Por Hugo González
Llegó el día D, se agotó el plazo para saber si los interesados en operar la red compartida tienen intenciones reales o solo de papel. Tal vez hoy ya sabremos cuántos, quiénes y cómo van a apostar por ese invento que podría frenar las telecomunicaciones nacionales. Si, ya sé que es un mandato constitucional, pero eso no le quita su dosis de dañina ocurrencia que muy pocos ven positiva.
Tal vez no coincides con la idea de que esto daña al sector pero si le preguntas a los operadores del servicio te dirán lo mismo. Pocos saben si habrá recursos, lógica y demanda del servicio pero lo que sí saben es que esto ha ralentizado a la industria. La red compartida ha aumentado la de por sí añeja incertidumbre de los operadores y eso, obviamente, se traduce en menor inversión.
Ya desde la semana pasada el Instituto del Derecho de las Telecomunicaciones (IDET) reveló que la inversión del sector va a la baja. Citando la información del cuarto Informe de Gobierno, se ve que la inversión en el sector cayó 16 por ciento en lo que va del sexenio. Dice el IDET que en 2012 la inversión fue de 94 mil 248 millones de pesos y se estima que para 2016 será de 79 mil 280 millones de pesos.
Gerardo Soria, presidente del IDET, me explica que esto se debe al freno en la inversión de América Móvil y a la incertidumbre regulatoria. El apretón de América Móvil (Telmex) no se ha visto compensada con una inversión de los competidores. ¿Por maletones? Aunque en el papel están las obligaciones sobre el preponderante; en la práctica no han tenido ningún efecto. Eso inhibe toda inversión.
Se entiende y se esperaba que el preponderante no invirtiera más, pero para eso estaba diseñada la regulación asimétrica. Para eso se diseñaron las reglas para la comparición de infraestructura pasiva y de desagregación de la red local de Telmex. Según Soria, El Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) no ha sabido (o querido) aplicar la regulación a cabalidad. Aprobó una oferta de referencia para infraestructura pasiva sin tarifas y eso ha hecho que el preponderante cobre las tarifas que quiere.
Antes no teníamos la reforma, ahora tenemos una súperreforma y un regulador con grandes dientes que no los usa. Sí, hay nuevas empresas operando en México, pero aún falta una regulación clara y medidas que promuevan la competencia. Para que las inversiones se conviertan en beneficios para el país se necesita más competencia, calidad de los servicios y políticas públicas. Aquí es dónde necesitamos un regulador con… arrestos, dicen los finos. En España le dicen cojones, acá le decimos huevos.
vía Milenio