Por Javier Tejado Dondé
Las preferencias electorales en Estados Unidos parecen, hasta ahora, favorecer a la candidata demócrata, Hilary Clinton. De hecho, la encuesta más reciente de NBC/WSJ le da una ventaja de 11 puntos sobre Donald Trump (46% frente a 35%), así que la posibilidad de un empate electoral parece estarse disipando. Sin embargo, aún falta un mes de campaña y muchas cosas pueden suceder.
El principal riesgo que la clase política y el gobierno estadounidense ven contra su proceso electoral es una serie de operaciones cibernéticas (hackeos) que estaría realizando Rusia con el objetivo de generar incertidumbre en la jornada electoral del próximo 8 de noviembre. Lo anterior podría nada menos que hacer zozobrar la democracia estadounidense, particularmente si el candidato perdedor y sus seguidores no aceptan los resultados.
Este fin de semana, en un fuerte comunicado conjunto, los más poderosos organismos de inteligencia norteamericanos señalaron que el gobierno ruso estaba detrás del robo masivo de información –19 mil correos electrónicos– al Partido Demócrata (el de los Clinton).
El señalamiento al gobierno ruso vino de parte de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional (oficinaque encabeza las 16 agencias de inteligencia y espionaje norteamericanas, entre ellas la CIA, el FBI, Inteligencia Militar, Inteligencia Naval, el Departamento del Tesoro y la Agencia de Seguridad Nacional y del Departamento de Homeland Security (dependencia ministerial responsable de toda la seguridad pública en EU).
Los organismos de inteligencia señalaron incluso que los más altos miembros del gobierno ruso estuvieron detrás del robo cibernético, información que fue filtrada a Wikileaks y ocasionó la caída de la presidenta del Partido Demócrata, Debbie Wasserman.
No es la primera vez que se menciona la participación delgobiemo ruso en este tipo de operaciones cibernéticas para afectar a quienes perciben como sus detractores o enemigos: cuando la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) señaló que entrenadores rusos ordenaban dopajes de manera regular para favorecer a sus atletas –lo que ocasionó una recomendación para que ningún deportista ruso fuera a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro– la AMA fue hackeada y mucha información de atletas fue falsifica y posteriormente filtrada a las redes sociales.
Firmas de ciber-seguridad privadas ya habían señalado que hackers denominados Fancy Bear, Cozy Bear o Advanced Persistent Threat (APT) estaban detrás de operaciones de hackeo y operaban coordinados por el GRU, la inteligencia militar rusa, aunque el gobierno ruso siempre lo ha negado. Ahora el señalamiento viene del gobierno norteamericano.
Recientemente, las agencias de inteligencia de EU han dado cuenta de que en algunos estados han empezado intentos para probar y hackear las computadoras y servidores que se utilizarán en las elecciones de noviembre próximo, siendo las intrusiones a las bases de datos de Illinois y Arizona las más significativas, algo que investiga el FBI con el dedo (también) apuntando hacia Rusia.
Dado que el modelo electoral de EU no está centralizado y cada estado tiene sus propios servidores y computadoras, parece improbable que un ataque cibernético masivo pueda cambiar el resultado electoral de toda la elección, pero el principal riesgo, según señaló Lisa Monaco, asistente en seguridad nacional para la Casa Blanca, es el que se genere “incertidumbre o confusión” en algunos estados, complicando la elección en su totalidad (algo en lo que ya está trabajando el FBI con todos los gobiernos estatales).
Luego de estos intentos de hackeo, hasta el secretario de Defensa, Ashton Carter, lanzó advertencias al gobierno ruso e incluso en el Congreso estadounidense se acaban de presentar cambios de leyes para proteger el sistema electoral y unificar criterios de defensa cibernética que protejan la jornada del 8 de noviembre. (Election Infrastructure and Security Promotion Act of 2016).
En este escenario reminiscente de la guerra fría, los Estados Unidos están viendo la injerencia rusa como la mayor amenaza en su proceso electoral y el presidente Barack Obama estaría valorando cómo reaccionar y si debe o no esperar a los resultados de la elección. Por lo pronto, todas las agencias de inteligencia norteamericanas y todo el aparato cibernético norteamericano están voleados en proteger los sistemas electorales.
En paralelo, para proteger el resultado de la elección el Departamento de Estado de EU por primera vez está solicitando observadores electorales extranjeros. Entre estos estará la misión que para la Organización de Estados Americanos (OEA) encabezará Laura Chinchilla, ex presidenta de Costa Rica, y de México, de manera independiente, ha sido invitado el actual presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova.
Pronto sabremos la reacción estadounidense a los ataques que su infraestructura política y electoral ha recibido y también pronto sabremos si, luego de las advertencias, el gobierno ruso continúa su ruta para debilitar el proceso electoral de EU.
En los hechos, estamos viendo una reedición de la guerra fría en donde ahora los actores centrales no son las armas nucleares, lo son las herramientas cibernéticas y redes sociales que llegan a desestabilizar gobiernos igual o más que lo que en su momento lo hicieron los sistemas de destrucción masiva.
Cambiando de tema. Hablando de redes sociales, en el INE se detecto que los partidos políticos subreportan lo que contratan en plataformas como Twitter, Facebook o Google.
Durante las pasadas elecciones estatales (2016), en las 13 entidades en las que hubo comicios los partidos reportan haber gastado $27 millones de pesos en publicidad en redes sociales, pero el INE, detectando que le trataron de engañar y luego de cotejar información con varias plataformas, les ha aplicado multas en este rubro por más de $32 millones, así que las multas son ya más cuantiosas que lo que los partidos dicen haber gastado. Este rubro de redes sociales tendrá en lo subsecuente más fiscalización desde el Instituto.
vía Especialistas