Por Alejandro Legorreta
Un rápido repaso histórico nos permite formular una frase sencilla pero poderosa cuando hablamos de los medios de comunicación. México ya cambió y seguirá cambiando. Con tan sólo comparar la época actual con la vida que llevaron nuestros padres en su juventud, podemos ver transformaciones sustanciales, que hace algunos años nadie se hubiera imaginado. Hoy, gracias al internet y las redes sociales, la conversación pública se da casi en tiempo real, por lo que el cambio está más vivo que nunca. Pero los cambios no solo han sido tecnológicos, sino en los formatos y los contenidos. Gracias a ello otros medios de comunicación más tradicionales se han transformado y la televisión es uno de ellos.
Generalmente el cambio es un proceso lento, pero seguro. Basta con compararnos con décadas pasadas, cuando en México la libertad de expresión estaba limitada en los medios de comunicación.
Mucho de este problema se debía al involucramicnto del poder político en el desarrollo de los medios más importantes del País. La prensa escrita, la radio y la televisión, enfrentaron grandes dificultades para asentarse como medios independientes del poder. Imagino que aún hay presiones, pero nadie puede negar que se ha dado un cambio.
A las generaciones que viven actualmente en México nos ha tocado ver cómo el debate público ha cambiado de piel. La punta de lanza de la transformación de los medios de comunicación ha sido, sin duda, el internet. Los últimos datos de cobertura del Inegi (2015) nos dejan ver que casi 50 por ciento de la población de México cuenta ya con acceso al mismo. Cifra aún muy baja, pero lo suficientemente poderosa para influir en la conversación.
Las redes sociales han propiciado que la comunicación se dé ahora en diálogo constante y mucho más horizontal, no de manera unidireccional. Facebook –que es la red con mayor penetración en México, ya que nueve de cada 10 usuarios de internet lo usa según datos de la Amipci — nos permite compartir, opinar e interactuar en tiempo real con los contenidos que de manera sistemática generan los medios de comunicación y los mismos usuarios, con las ventajas y retos que este tipo de conversación representa.
Pero el cambio también llega a otros medios de comunicación, que se han transformado en aras de mantenerse relevantes y la televisión es uno de ellos. Después de todo, ver la televisión todavía es el pasatiempo favorito para 53 por ciento de los mexicanos, según la Encuesta Nacional de Escritura y Lectura 2015. Durante el mismo año, y de acuerdo a HR Media, los programas que tuvieron más audiencia fueron Mi corazón es tuyo (44 millones), Parodiando (4 millones) y el noticiero de López Dóriga (3 millones).
Hay una nueva ola en la televisión, una tendencia que se inauguró hace un par de meses con varios cambios importantes en los principales noticieros y que se consolidó con la inauguración de la tercera cadena nacional. Denise Maerker, en Televisa; Carlos Puig, en Milenio Televisión, y Ciro Gómez Leyva, en Imagen Televisión, encabezan el proceso de cambio que se está viviendo. Curiosamente, todos son periodistas talentosos que trabajaron alguna vez en ese canal que tanto prometía hace casi 15 años, Canal 40. Vale la pena mencionar que TV Azteca también tuvo un cambio importante en su dirección general, ahora con Benjamín Salinas a la cabeza.
La apuesta por la televisión implica asumir riesgos enormes. Una encuesta realizada por El Universal en 2015 revela que los mexicanos observan 1.8 horas de televisión diarias; el dato palidece ante las 3 horas de televisión diarias que veían los mexicanos durante la década de los 80 y 90. Mucho de este fenómeno se debe a que los jóvenes prefieren ver contenidos que se generan en internet a los que se transmiten en la tele, según el Business Bureau, los mexicanos pasan 98 horas a la semana viendo contenidos de Netflix. El gran reto que se le presenta a la nueva generación de conductores de televisión es superar esta tendencia.
Se vienen tiempos interesantes para los medios de comunicación, la competencia será dura y los consumidores serán los principales beneficiados. No me queda duda que el internet y la televisión mexicana serán siento insumos para la transformación de la conversación pública en el País. Sobre todo, estoy seguro que esta generación de periodistas dará mucho de qué hablar y ayudará a afirmar una realidad que a muchos se nos antoja incuestionable: que el cambio es un proceso lento, pero seguro.
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vía Especialistas