Por Javier Tejado
El pasado miércoles 7 de diciembre, en el noticiero matutino que conduce Carlos Loret de Mola en Televisa fue entrevistado el presidente de Morena, Andrés Manuel López Obrador. La entrevista, de poco más de media hora, fue ampliamente comentada. En prensa escrita, de ese día a hoy hay registro de más de 40 notas periodísticas, y en radio y TV se comentó en 17 programas noticiosos.
Sin embargo, la verdadera sorpresa surgió en las redes sociales. En éstas, según la herramienta de medición de audiencias digitales Sysomos, la entrevista tuvo un alcance de 44 millones de personas y alrededor de 20 mil impactos acumulados en unas cuantas horas. Los cinco trending topics nacionales distintos que surgieron en Twitter también dan cuenta del alto volumen de la conversación. Pero la noticia no solo fue su gran impacto en redes sociales. Fue, sobre todo, la polarización que generó.
Tomando en cuenta que la entrevista se condujo con un ambiente periodístico y afable entre entrevistador y entrevistado, sorprendió mucho el tono de las reacciones de la redes: todos estaban inconformes; unos con Loret por no ser más incisivo en sus preguntas y los otros con López Obrador por sus respuestas o por haber accedido a dar una entrevista a un medio “promotor”del llamado circo mediático.
En Facebook y Twitter el sentimiento general de la audiencia fue de un 80% negativo hacia ambos personajes. Este comportamiento tan “negativo” por parte de usuarios influyentes comunes de las redes es inusual bajo cualquier óptica, pero lo de aquí lo hace excepcional es que fue igual de adverso para Loret que para López Obrador. No hubo registro de un sentimiento neutral. Era sólo polarización entre dos bloques: los pros y los contra a López Obrador.
A lo largo de ese mismo 7 de diciembre, cuando los medios de comunicación tradicionales (radio y TV) comentaron la entrevista, las redes sociales retomaron una tendencia neutral-informática sobre el tema con un registro de miles de comentarios. Así, la radiodifusión logró apaciguar la animadversión de las redes, lo que también es de llamar la atención, pues generalmente el efecto es a la inversa.
Para Carlos Loret, Televisa y López Obrador la entrevista fue más que exitosa por la cantidad de menciones que alcanzaron en prensa, radio, TV y en medios digitales. Sin embargo, hay que señalar que las redes sociales permiten tomar la “temperatura” en tiempo real al sentimiento de buena parte de la población —54% de los mexicanos tiene acceso a éstas— y de esta entrevista se advierte que, desde ahora, el país está dividido en dos posiciones que parecen irreconciliables. Esta tendencia parece difícil de cambiar y de aquí en adelante es probable que la polarización sólo se exacerbe.
Estas mediciones permiten a los medios de comunicación aproximarse al ánimo social para ir ajustando su programación casi en tiempo real, pero ahora deben servir también a las autoridades electorales —INE y Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF)— para que sean en extremo cuidadosos de las decisiones que toman. Como pocas veces en la historia electoral mexicana se requiere mandar señales claras y tomar decisiones equilibradas y bien fundamentadas.
Las autoridades electorales tienen que utilizar los meses que les quedan antes de que arranque formalmente el proceso electoral de 2018 para afianzar su credibilidad. El proceso electoral que se avecina será como ningún otro que hayamos vivido y con un gran riesgo de que las divisiones que se han hecho a lo largo de años se profundicen y trasciendan al ámbito electoral. Vienen tiempos que recomiendan prudencia.
Cambiando de temas: *Renovación Concesión de Telmex: la semana pasada, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) resolvió de manera favorable para Telmex la solicitud de prórroga de su concesión por un plazo de 30 años, contados a partir del 11 marzo de 2026, sujeto a que dicho agente acepte las condiciones que el regulador le impondrá en el proyecto de titulo de concesión que le darán a conocer hasta 2023. Suena extraño que el regulador prorrogue una concesión que seguirá operando con las mismas condiciones por más de nueve años y que se dará a conocer hasta 2023.
Pero el procedimiento se ajusta a lo previsto en la Ley de Telecomunicaciones. Y es que el título de Telmex fue otorgado por una vigencia de 50 años, por lo que estaba obligado a solicitar la prórroga en el año previo a que empezara a correr el último 20% de vida de su concesión, esto es, en marzo del 2016.
Por su parte, el IFT estaba obligando a resolver la solicitud de Telmex en un plazo máximo de 180 días hábiles, en el entendido de que de no hacerlo así, dicha concesión se prorrogaría en automático (afirmativa dicta), con una gran desventaja para el regulador: la imposibilidad de imponerle condiciones u obligaciónes específicas a Telmex en el nuevo título de concesión.
El IFT actuó con responsabilidad al resolver el trámite en tiempo y forma, asegurando darle certeza a Telmex a la par de dejar abierta la posibilidad de en lo futuro seguir actualizando su regulación acorde al avance tecnológico y a la forma en que este conformado el sector en ese momento. Esta es la explicación de un tema que la semana pasada aprecio estar a destiempo.
Regulación en internet: hoy se definirá en el TEPJF si la Comisión de Quejas del INE puede bajar de Internet (y de redes sociales) contenidos que juzguen “inapropiados-inquetitativos” para la contienda electoral. El que se regule el Internet en México por el INE es un peligroso tema para la libertad de expresión. Puede que los Consejos del INE estén molestos por las denuncias hacia Rafael Moreno Valle (o sobre cualquier otro político), pero haber decidido eliminar contenido de Internet, que además es un medio no regulado, parece un exceso. Habrá que estar pendientes de lo que decidan hoy los Magistrados pues derivado de su fallo podrían venir otras quejas de “ciudadanos” (tal fue el caso de Moreno Valle) pidiendo borrar de Internet entrevistas de cualquier otro aspirante presidencial. Hoy se resolverá si sí se puede regular el internet en México. Lo que no me queda claro es qué se gana censurando entrevistas del Internet y de las redes sociales.
Vía El Universal