Por Rodrigo Pérez
Hace unos días, mientras visitaba Estados Unidos para una conferencia, olvidé mi cartera en el hotel. Al querer pagar una comida, noté la ausencia muy tarde. Con ella, olvidé también los medios tradicionales de pago: débito, crédito y hasta el efectivo. Ante tan penosa situación, uno de los asistentes hizo el pago por mí, no sin antes solicitar el pago vía Venmo, una aplicación móvil instalada en su celular.
Se preguntará el lector, al igual que yo lo hice, ¿qué es Venmo? En EU, como en México, el sector financiero está altamente regulado tanto por autoridades administrativas como el banco central (en México por el Banco de México y en EU el Sistema de Reserva Federal). La idea de su regulación va desde evitar fraudes en el sistema financiero hasta mantener las reservas necesarias para tener liquidez en caso de fallas sistémicas.
Sin embargo, la regulación tradicional de los bancos y servicios financieros ha sido rebasada por una combinación de tecnología (y telecomunicaciones) y servicios no tradicionales de financiamiento y banca. Al primero comúnmente se le llama FinTech (por Financial Technology) y al segundo banca paralela o de sombra (shadow banking). En ambos casos, se trata de un subsector que representa, de acuerdo con el FMI, alrededor de 60 mil mdd al año y se realiza mediante apps móviles (como Venmo), fondos de inversión, sociedades financieras y aseguradoras que actúan materialmente como bancos, pero nominalmente (y por su regulación específica) no lo son.
El gran problema de ello es que, al no estar regulados, estos servicios e instituciones no se sujetan a las mismas reglas de mitigación del riesgo a la que están sujetas otras instituciones y servicios. Aquí entra entonces el riesgo sistémico; la banca tradicional se basa en la confianza de los clientes en que su dinero e inversiones están seguros. Cuando los clientes y empresas que tienen su dinero en los bancos pierden esa confianza (por una crisis económica, volatilidad del dólar, etcétera), entonces corren al banco para sacar su dinero y crean un problema sistémico del sistema financiero. Tales fueron los casos en Argentina en 2001, México en 1994, Estados Unidos en 2007, etcétera, donde las faltas de liquidez del sistema generaron crisis sin precedentes.
En EU, hace unos días, la Oficina del Contralor de Divisas del Departamento del Tesoro anunció que, por primera vez, se otorgarían licencias para instituciones de FinTech. Mientras tanto, en México, mucho se ha rumorado sobre una eventual regulación del FinTech, ya sea mediante una ley nueva (o reformas) o una circular de la CNBV.
El proyecto lo encabezaba el entonces secretario de Hacienda Luis Videgaray y ahora está encomendado a la subsecretaria Vanessa Rubio. En su oficina mencionan que todavía no se ha definido el modelo regulatorio, pero reconocen su necesidad. Mientras tanto, en la CNBV se ha discutido como una circular por el equipo de Jaime González Aguadé, pero siguen a la espera de mayores definiciones.
Lo cierto es que el tema se sigue viendo como algo romántico y “techie” por los reguladores, cuando ya es una realidad. Mientras tanto y hasta no suceda, la próxima vez no olvido mi cartera en el hotel.
Vía Excélsior