Por Fernando Mejía Barquera
El martes por la noche la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos (FCC, por sus siglas en inglés) anunció que Televisa podrá incrementar su participación accionaria con derecho a voto (de 14 a 40 por ciento) y de inversión (hasta 49 por ciento) en la cadena de tv Univision, objetivo largamente buscado por la empresa de la familia Azcárraga. La decisión fue tomada en un momento límite, a unos días de que Donald Trump asuma la presidencia de EU: quién sabe si una vez en la Casa Blanca el nuevo mandatario hubiera presionado a la FCC para que no adoptara una determinación que no coincide con su discurso, donde la obsesión por limitar la presencia mexicana en la vida estadounidense es manifiesta.
LA FCC
Aunque la FCC es, como órgano regulador de las comunicaciones en EU, independiente del gobierno; sus comisionados (cinco en total, aunque en este momento solo hay cuatro) son nombrados por el presidente del país y ratificados por el Senado. Los comisionados permanecen durante cinco años en el cargo -excepto cuando se les designa para completar un periodo inconcluso-y de ellos un máximo de tres puede pertenecer al mismo partido político. El presidente de la nación tiene la facultad de elegir, de entre los comisionados, al presidente de la FCC.
Actualmente la preside Tom Wheeler, nombrado para el cargo por Barack Obama el 4 de noviembre de 2013. Los comisionados son Mignon Clyburn (demócrata), designada el 20 de mayo de 2013; Ajit Pai (republicano), en el cargo desde el 7 de mayo de 2012, y Michael O`Rielly (republicano), comisionado desde el 1 de agosto de 2013.
EN EL LÍMITE
El 20 de enero, cuando Obama deje la presidencia, Tom Wheeler también dejará de encabezar la FCC. Lo anunció el pasado 15 de diciembre cuando dio gracias al todavía presidente “por la oportunidad que me brindó para servir y por la confianza que puso en mí.” Trump, por lo tanto, podrá nombrar en un par de semanas un nuevo presidente de la FCC, también designar al comisionado que falla, que seguramente será republicano, y podrá establecer en ese órgano regulador una correlación favorable a sus políticas.
Por ello es inevitable preguntarse si la autorización a Televisa para mayor presencia en Univision habría sido posible si Trump ya hubiera estado en la presidencia, no solo por su discurso antimexicano, sino por los conflictos que tuvo en 2015 con esa cadena de tv en español.
DEMANDA MILLONARIA
Recordemos que en junio de ese año, Univision decidió “poner fin a su relación comercial con la organización Miss Universo, que pertenece en parte a Donald J. Trump, como consecuencia de sus comentarios ofensivos sobre los inmigrantes mexicanos”. Univision se negó también a transmitir el concurso Miss USA programado para el 12 de julio en Baton Rouge, Luisiana. En respuesta, Trump presento ante la Corte Suprema del Estado de Nueva York una demanda por 500 millones de dólares contra Univisión por incumplimiento de contrato.
En ese contexto emprendió una suerte de “censura” contra Univision, que incluyó un altercado con el periodista Jorge Ramos, de esa cadena, a quien Trump ordenó expulsar de una conferencia de prensa en Dubuque, Iowa, el 26 de agosto de 2015.
DECISIÓN EXCEPCIONAL
En febrero de 2016, Trump emitió un comunicado donde informo haber llegado a un acuerdo con Univision para finalizar el conflicto, sin embargo ni él ni la televisora revelaron los términos.
Aunque Trump declaro tras el acuerdo que no guarda rencor a la cadena de Univision, en Televisa deben estar festejando que la petición hecha por la cadena estadounidense desde noviembre de 2015 y ratificada en 2016 para que la empresa mexicana pueda aumentar su participación accionaria y de capital se haya tomada todavía bajo la presidencia Barack Obama. Una decisión, por cierto, excepcional porque la FCC dio su anuencia para que una empresa extranjera.
Televisa, puede tener participación superior al 25 por ciento en una empresa de medios, límite que marca la Ley de Comunicaciones de Estados Unidos, que data 1934, y fue aprobada cuando a los legisladores de ese país les preocupaba que se hiciera propaganda “antiamericana” a través de los medios masivos, un modo de pensar que, sabemos, es similar al de Donald Trump.
Vía Milenio