La problemática comercial entre Estados Unidos y China está trascendiendo a niveles nuevos y nos estamos dando cuenta de lo que es capaz el poder tecnológico.
Para entrar en contexto, Donald Trump impuso un veto a empresas chinas. Existe una “lista negra” de empresas estadunidenses a las que se les prohibió que vendan servicios o productos a empresas chinas, específicamente a Huawei.
Entre estos servicios están los proporcionados por Google a Huawei, básicamente, toda la infraestructura de software de un smartphone, empezado por el sistema operativo Android y sus respectivas actualizaciones.
Estamos hablando de software elemental como Gmail, Google Maps y, claro, el propio Android.
Lo que sucederá es que Google no dará servicios de soporte de Android a la empresa Huawei en el futuro. Esto debe quedar claro, pues existe la idea de que los propietarios de Huawei ya no podrán tener acceso a sus apps o perderán información, esto no será así por el momento, ni con los equipos actuales, sino con los que se desarrollen después.
Android ya dijo que servicios como Google Play seguirán funcionando en los teléfonos Huawei, peeero, es posible que actualizaciones como Android Q no lleguen a estos teléfonos.
¿Qué le queda a la compañía china en este caso? Con respecto a Android, puede seguir utilizándolo con código abierto de Android (Android Open Source Project AOSP), es decir, programar o desarrollar desde cero, pero no con la información que tiene Google.
Usuarios de Huawei podrían exigir compensación si pierden beneficios
La opción que probablemente tomará Huawei
Parece que la opción más viable y eficaz para Huawei será continuar con su propio sistema operativo.
Lo cierto es que estamos viendo el problema desde la perspectiva occidental, de este lado del mundo Google es casi omnipresente, pero hay que pensar que en China se han encargado de no ser dependientes de los productos de Estados Unidos.
Huawei está preparado para este tipo de inconvenientes, desde hace mucho tiempo está desarrollando Kirin OS, su propio sistema operativo.
Entonces, ¿es conveniente comprar un Huawei en el futuro?
En primer lugar, sabemos que Huawei se ha sabido adaptar al mercado de los smartphones como nadie, de hecho, parte de este veto, parece obedecer a que lo están haciendo mejor que sus competidores en todo el planeta.
Lo más seguro es que si esto persiste, Huawei se adaptará al mercado occidental con equipos más baratos y un sistema operativo muy amigable y parecido a Android.
El problema para la empresa china es que, como usuarios, somos muy dependientes de los servicios más comunes y exitosos. En México estamos muy acostumbrados a ciertas sistemas, aplicaciones y marcas. Si en los futuros smartphones no hay Android, será un problema para Huawei. ¿Y qué tal las aplicaciones desarrolladas por empresas estadounidenses? ¿Quizá WhatsApp? Lo mismo.
De nuevo, si el usuario medio está interesado en las aplicaciones más “comunes”, es claro que decidirá evitar comprar un Huawei. He aquí la importancia de una medida tan drástica como esta.