Fernando Ortiz Monasterio se planteó hacer florecer las columnas de Periférico en la Ciudad de México y, ahora, es buscado por otros países para replicar el modelo desarrollado en México.
Por José Roberto Arteaga
Hace casi 18 meses, Fernando Ortiz Monasterio fue tachado de loco por querer hacer crecer plantas sobre las columnas que sostienen el segundo piso de Periférico, en Ciudad de México. Sin embargo, el proyecto del arquitecto mexicano ha florecido con un modelo de financiamiento y tecnología que marca un precedente internacional.
“Hicimos un proyecto que no tiene ningún precedente en ningún lugar del mundo, ya que no se había hecho una transformación urbana con jardines verticales de este tamaño. El récord Guinness en el jardín vertical más grande del mundo era de 3,000 metros cuadrados y nuestro proyecto es de 60,000 metros cuadrados, es decir, 20 veces más grande, asegura en entrevista Fernando Ortiz Monasterio, director de Verde Vertical y creador del proyecto Vía Verde.
Vía Verde es una iniciativa para transformar la infraestructura urbana de la Ciudad de México en nuevas áreas verdes. El Periférico de la capital del país se ha convertido en la avenida en donde florece el proyecto de Ortiz Monasterio.
Las columnas que sostienen el segundo piso de la importante avenida se han teñido de verde. Periférico tiene cerca de 1,038 columnas que le brindarían cerca de 60,000 metros cuadrados de áreas verdes a los capitalinos, con una inversión de 360 millones de pesos (mdp).
Hasta el momento, la obra de Fernando Ortiz no ha recibido ni un solo peso de financiamiento público, sino que todos los recursos económicos se han generado por la venta de publicidad en el espacio vial.
Una columna de publicidad sobre la importante avenida genera el dinero suficiente para volver verdes nueve columnas de Periférico a través de un Permiso Administrativo Temporal Revocable (PATR). Empresas como Coca Cola, Profuturo, Bimbo, Delta y Casa Cuervo son las empresas que patrocinan el proyecto ambiental.
El proyecto de Periférico ha generado una aceptación de 93%, lo que entusiasma al arquitecto por la posibilidad de llegar a nuevos espacios.
El proyecto se encuentra en la primera etapa, la cual comprende el tramo de San Jerónimo y San Antonio, que involucra 545 columnas que serán concluidas en 2018, de las cuales el 50% ya se encuentran tratadas. “Nuestro objetivo es seguir transformando columnas para que esas 545 columnas estén terminadas este año”.
En 2019, la segunda etapa iniciará en la capital del país.
Hasta el momento, Verde Vertical ha desarrollado más de 500 proyectos en la capital del país, que representan 15,000 metros cuadrados de áreas verdes en espacios poco imaginados para que la naturaleza verde se manifieste con plantas.
Fernando es un arquitecto mexicano egresado de la Universidad Iberoamericana. A sus 36 años de edad quiere hacer de la ciudad un jardín gigante.
Una idea europea
Durante 2004, Fernando Ortiz trabajó en Madrid, España. Al paso de los primeros días en la ciudad europea se percató de que una estructura de plástico y tela se levantaba sobre una edificación y, después de un tiempo, las flores nacían sobre su superficie.
Así fue como Fernando se puso en contacto Patrick Blanc, botánico francés creador de los jardines verticales en el mundo, para traer el proyecto en México. Sin embargo, al escuchar los precios de la tecnología verde se sorprendió: un metro cuadro de área verde costaba 3,000 euros.
Blanc había patentado cada una de las piezas de su proyecto, pero la protección no duraría toda la vida y se volvería de dominio popular. Un día después de consultar las patentes, Fernando se dio cuenta que ese mismo día habían caducado. Una señal en su camino le decía que era hora de emprender en México.
La historia del proyecto iniciado por Fernando data de hace una década. En 2008, el joven empresario decidió crear un taller llamado Verde Vertical, el cual tenía el fin de recuperar espacios para la naturaleza reutilizando muros, techos y columnas de todas las edificaciones en la capital del país.
“Era un taller de arquitectura que, en lugar de promover la construcción de más edificios o calles, nosotros teníamos con el objetivo de no construir ni un metro más de concreto”, dice Fernando.
Ortiz Monasterio se dio a la tarea de crear sus propias tecnologías y patentes para generar creaciones propias. Los retos que han sido resueltos ha sido el desarrollo de tecnología de riego automatizado de las columnas instaladas en los últimos 18 meses.
La primera reacción de las personas que conocieron el proyecto de Fernando era intentarlo convencer de que era imposible hacer crecer las plantas fuera de la tierra, aunque el desaliento se convirtió en la certeza de que la idea era viable.
Una oportunidad se asoma en el camino. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que cada habitante de una ciudad debe tener al menos nueve metros de áreas verdes para prevenir enfermedades respiratorias y mantener la salud. Sin embargo, los inquilinos de la capital del país solo tienen un 3.7 metros cuadrados del mínimo recomendad, es decir, un déficit de espacios de 5.3.
La idea que observa el arquitecto mexicano es la de llenar con áreas de jardines y plantas cerca de 40 millones de metros cuadrados, un espacio que no se encuentra disponible por el avance de la marcha urbana.
El joven arquitecto compartió su idea en un juego de ping pong con un amigo reconocido por todo el mundo: Luis Gerardo Méndez, actor reconocido por su participación en películas y series producidas en Netflix.
“Me dijo que cuál era la manera en la que podía apoyar el proyecto y le dije que era ultra famoso y podíamos hacer un video en el que contara la problemática de la ciudad y plantear el proyecto”, recuerda Fernando.
En 2017, el proyecto de naturaleza llegó a la plataforma en internet Change.org para reunir firmas de apoyo para generar el proyecto y que las autoridades se enterarán de lo que proponía Fernando.
“En la primera semana juntos más de 80,000 firmas ciudadanas, lo cual nos permitió darnos cuenta de que la ciudadanía tiene un grado alto de interés para que se realizara el proyecto y que el gobierno nos volteara a ver para ser una especie de facilitador”, explica Ortiz Monasterio.
El gobierno de la Ciudad de México llamó a los dos jóvenes para conocer la idea y generar las columnas verdes sobre el Periférico en el tramo de lo que fuera el Toreo de Cuatro Caminos a la salida hacia Cuernavaca.
Hoy, Luis Gerardo Méndez logró visibilizar el proyecto y continúa su camino como actor, mientras Fernando quiere que el verde de las plantas conquiste la capital.
Un proyecto productivo
El proyecto no solo se ha planteado mejorar los espacios urbanos, sino también la vida de las personas, la tela que se utiliza sobre las columnas de Periférico se encuentra elaborada con botellas de PET recicladas, lo que involucra la transformación de 3 millones de envases, que son recolectadas en los basureros mexicanos.
Las botellas dan paso a hilo plástico, el cual es tratado en los Centros de Readaptación Social de la capital del país, como es el caso de Santa Martha Acatitla, en donde un total de 50 personas se encargan de generar la tela en donde la hidroponía permite hacer crecer plantas en los espacios urbanos.
“Les brindamos a los internos la posibilidad de tener un trabajo remunerado para que ellos nos ayuden a generar esas telas”, dice Fernando.
Ortiz Monasterio cree que los próximos proyectos que vengan después de Periférico pueden orientarse a cambiar la cara a otros espacios urbanos, en donde los ciudadanos pueden ser los propios benefactores de los nuevos espacios verdes.
Hace poco, el joven arquitecto descubrió que sobre Periférico habían crecido nuevas especies que la empresa nunca plantó. Una planta de jitomate alimenta ardillas en los espacios verdes, por ejemplo, hecho que le ha mostrado que los jardines verticales son de las personas y pueden tener otros fines no explorados.
Fernando se siente entusiasmado por los resultados del proyecto y lo que está por venir. “Otros países del mundo se han puesto en contacto con nosotros para replicar este modelo en sus ciudades. Nos han buscado de Japón, Argentina, Inglaterra, Alemania, Panamá, Colombia y Estados Unidos. Para nosotros es un orgullo que un proyecto mexicano se esté convirtiendo en un referente internacional”.
Vía Alto Nivel