Por Sebastián Pérez
No es para nada un secreto la delicada situación ecológica en la que vivimos actualmente. El balance natural de nuestro planeta está seriamente dañado, debido a las malas prácticas y acciones de los seres humanos.
La industria, la poca cultura del reciclaje y el uso desmedido de plástico son algunos de los factores que más dañan al medio ambiente. Si bien se han implementado acciones para reducir su uso, parece que no ha sido suficiente.
En nuestra vida diaria es común usar popotes para tomar una bebida o comprar bolsas para almacenar cosas. Todo parece tan normal, que aunque sepamos que está mal, creemos que sería imposible vivir sin el plástico. Pues bien, un pueblo en Guatemala está en desacuerdo con eso.
San Pedro la laguna es una pequeña localidad situada al sur de la República de Guatemala. Tiene una extensión de 24 kilómetros cuadrados y una pequeña población que apenas rebasa los 10 mil habitantes. No obstante, dan un gran ejemplo de civilidad y conciencia ecológica a toda la región.
Desde el 2016, esta comunidad optó por prohibir la compra y venta de plástico (esto incluye popotes, bolsas y otros desperdicios). En caso de que alguien utilice productos de plástico, es acreedora a una multa. Todo esto con el fin de conservar el lago Atitlán en buen estado.
Para tratar la contaminación del famoso lago (importante para la economía de la zona) el gobierno de San Pedro la laguna construyó una planta de eliminación de desechos, para manejar la basura plástica de los próximos 10 años. Pero sorprendentemente, esta planta alcanzó su máxima capacidad en solo 6 meses, por lo que se decidió tomar medidas más drásticas.
De acuerdo con el sitio The Green Optimistic, fue el alcalde Mauricio Méndez quien decidió tomar acciones radicales para revertir la situación. San Pedro la laguna fue la primera entidad en implementar la prohibición completa de artículos de un solo uso, hechos con plástico y unicel.
Como era de suponerse, en un inicio el cambio no fue nada sencillo. El gobierno de la localidad tuvo que discutir el problema con la población e intercambiar artículos plásticos de un solo uso por alternativas biodegradables de forma gratuita, para no provocar una carga financiera por la nueva ley.
Se impusieron fuertes medidas en contra de las personas o empresas que violaran la ley anti plástico, y se apoyaron proyectos para la reutilización de productos de poliuretano ya desechados.
Los desechos no procesables se reutilizaron para la elaboración de muebles y decoraciones. Los pescadores de la localidad se ofrecieron voluntariamente para recolectar todo el plástico que encontraran en el lago.
La población apoyó sustituyendo las bolsas por hojas de plátano, las cuales resultaron muy útiles para cargar con sus compras del mercado. También usan servilletas tejidas y canastas de mimbre.
Otras regiones ecofriendly
Al parecer, las buenas ideas son contagiosas. Desde hace un par de meses, se ha visto un incremento en el número de comunidades que han optado por reducir o erradicar el uso de plásticos de un solo uso en sus vidas.
Por ejemplo, en el estado mexicano de Oaxaca, el congreso local aprobó la restricción de la compra- venta de artículos plásticos, como los popotes, bolsas y unicel.
La medida, que entró en vigor desde diciembre del 2018, fue aceptada por la comunidad, que poco a poco se ha ido acostumbrado a su nuevo estilo de vida.
Por su parte, de acuerdo con ONU Medio Ambiente, Belice, Antigua y Barbuda, Panamá, Brasil, Ecuador y Chile son otros de los países que implementan desde el 2019 medidas similares, lo que pone a la región a la vanguardia en la sustitución de plásticos por materiales amigables con el medio ambiente.
Vía VIX