TELETRABAJO,EL MODELO QUE NOS HEREDÓ LA PANDEMIA

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“Siempre pensé que me gustaría hacer home office, pero nunca pensé que lo tendría que hacer sin poder salir de mi casa prácticamente en ningún momento. Me gustó la experiencia, aunque no tanto como pensaba, extraño un poco la vida de oficina”, comenta Sandra Sánchez, contadora en una empresa trasnacional.

Como Sandra, miles de trabajadores en México cumplen en estos días un año de experiencia de teletrabajo. La pandemia de covid-19 propició un experimento masivo de esta modalidad de empleo a nivel global, pero en las condiciones más adversas, pues lo hizo en un contexto de confinamiento.

El 14 de marzo de 2020 el gobierno federal anunció que se adelantarían las vacaciones de Semana Santa en todos los niveles de estudio como una medida para prevenir los contagios de la entonces recién llegada pandemia de covid-19 a México.

“Eso fue un sábado, estábamos comiendo con mi familia cuando vimos en la televisión el anuncio y pensé: a ver cómo le hacemos para ir a trabajar y dejar a los niños en la casa”, narra Miguel Ríos, analista de operaciones en el sector financiero. “Cuando llegué a trabajar a la oficina a inicios de la siguiente semana nos avisaron que nos enviarían a trabajar desde la casa en esos mismos días, y aquí sigo un año después”, agrega.

El anuncio oficial de la suspensión de las actividades económicas no esenciales se hizo unos días más tarde, el 30 de marzo. A partir de esa declaración de emergencia sanitaria el teletrabajo se hizo obligatorio para las empresas que no tenían permiso de abrir. En promedio, 12% de los compañías en el país implementó esta modalidad, según datos del Inegi.

De acuerdo con estimaciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y de la Universidad de Chicago, la cantidad de trabajos que en México se puede realizar a distancia por la naturaleza de sus funciones es de entre 18 y 22% del mercado laboral, esto equivale a cerca de 10 millones de trabajos.

¿Qué dicen los teletrabajadores?

Tras un año de experimento masivo de teletrabajo ya se pueden medir algunos resultados. Le preguntamos a nuestros lectores su sentir sobre el home office, las cosas buenas y las malas. El 40% califica su experiencia como excelente, para otro 45% ha sido buena; en tanto, un 13% la considera regular y un 2% como negativa.

Evitar el tráfico y los largos traslados a los centros de trabajo —característica de la rutina de la vida citadina moderna—, más tiempo para convivir con la familia y flexibilidad laboral son los aspectos positivos a destacar en los que hay mayor coincidencia.

En el otro lado de la balanza se hallan, como tintes negativos, la extensión de las jornadas, los problemas de desconexión —y de conexión—, el incremento en las cargas de trabajo, una mayor demanda de cuidados principalmente para las mujeres, así como las complicaciones para lograr el balance entre la vida personal y laboral.

“Me encanta no lidiar con el tráfico hacia la oficina. Pero me ha costado organizarme con las labores de la casa, la escuela de mi hija y mi trabajo”, comenta Silvia Torres, funcionaria en el área de comunicación de una dependencia pública.

A esto se suma la realidad de que no todas las personas tienen las facilidades para trabajar desde casa. El 58% de los encuestados respondió que antes de la pandemia no contaba con un espacio específico para hacer home office. Tuvieron que adaptarse, en muchos casos codo a codo junto a otros familiares también teletrabajando o estudiando.

“Tener un espacio cómodo y aislado para trabajar es lo que más me hubiese gustado, pero uno se adapta a lo que hay”, expresa David Pérez, analista de datos en una empresa de soluciones digitales.

La mayoría coincide en que la figura es positiva, siempre y cuando sea parte de un modelo híbrido en el que pueda haber alguna interacción en los centros de trabajo durante la semana.

De acuerdo con una encuesta de Firstbase realizada la última semana de febrero entre 49,500 teletrabajadores, 34% de las personas quiere seguir así en la pospandemia. Sin embargo, el 62% prefiere un esquema híbrido y asistir a la oficina entre uno y tres días a las semana; un 5%, por su parte, quiere regresar de lleno a su centro laboral.

El pero del desgate emocional

Pero no todo es miel sobre hojuelas. El componente del “encierro” por la covid-19 y el incremento en las cargas y las jornadas de trabajo han llevado a que “el agotamiento de los empleados que trabajan en modalidad remota ha alcanzado niveles preocupantes”, advierte Mauricio Reynoso, director general de la Asociación Mexicana en Dirección de Recursos Humanos (Amedirh).

El teletrabajo de hoy se realiza en un ambiente de incertidumbre y estrés constante, detalla, ésta es la razón por la que el agotamiento ha tenido un aumento significativo. Entre las personas que trabajan de forma remota, el desgaste emocional ha aumentado de 18 a 29%, mientras que entre los que laboran de forma presencial se redujo de 30 a 26%, según un estudio de Gallup.

“Me ha gustado la experiencia, pero me siento agotada. Estoy saturada. Regularmente hay mucho por hacer y es difícil cumplir con todo a tiempo porque continuamente surge más trabajo por hacer”, comenta Andrea López, gerente de marketing en el sector servicios. “Y así seguiremos quién sabe cuánto tiempo más”.

** Reforma de teletrabajo dejó más dudas de las que resolvió

El momento en el que llegó la reforma de teletrabajo puso a debate si la nueva regulación es aplicable en un entorno de pandemia y, en consecuencia, qué reglas deben implementarse hoy en día. Especialistas coinciden en que la norma es un buen avance, pero dejó varios cabos sueltos.

Para Carlos Ferrán Martínez, socio director de Ferrán Martínez Abogados, la reforma es positiva y retomó la experiencia del home office en la pandemia. Sin embargo, la primera duda que generó fue a partir de qué momento es vigente.

Desde un punto de vista estrictamente legal, expone, la reforma de teletrabajo ya está vigente. Pero esta interpretación choca con la postura que han planteado incluso las autoridades laborales: la norma está diseñada para un contexto sin pandemia.

“Entras en el primer cabo suelto: ¿Está en vigor o no está en vigor? Si uno se pone muy formalista, no cabe duda que sí. Pero también es aventurado pensar que todos los que estamos trabajando desde casa ahorita somos teletrabajadores”, apunta.

Sofía Gómez Bautista, abogada de la firma Creel Abogados, considera que la reforma contiene elementos positivos. “Por primera vez la Ley Federal del Trabajo entregó tanto al patrón como al trabajador la facultad de convenir los términos y condiciones”, sólo que la faltó precisión en algunos puntos, uno de ellos fue su aplicación en un contexto como el actual, detalla.

“Establecer que en casos de fuerza mayor no aplicaba el cumplimiento de ciertas disposiciones hubiese sido lo más adecuado. La propia ley debió haber especificado si todas las disposiciones aplican o no durante la pandemia”, subraya la abogada.

Funcionarios de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) han aclarado que algunas disposiciones no son aplicables durante la pandemia; como proporcionar una silla ergonómica, por ejemplo, esta obligación tendrá efecto cuando entre en vigor la Norma de Teletrabajo el próximo año.

“Ésta es una reforma para después de la pandemia y para siempre. La pandemia es un estatus de fuerza mayor, es algo inusual que pasara, pero lo que no va a pasar es el teletrabajo. La pandemia ha puesto muy en boga el teletrabajo, pero forzado; cuando ésta pase veremos el verdadero tamaño del teletrabajo”, afirmó Alejandro Salafranca, titular de la Unidad de Trabajo Digno de la STPS.

De acuerdo con las autoridades, las disposiciones aplicables son: respetar la jornada laboral, tener una perspectiva de género que permita conciliar la vida personal en el trabajo y, la más importante, absorber los costos en los cuales pudiera incurrir la persona trabajadora por motivo de teletrabajo.

¿Y los riesgos de trabajo?

El concepto de riesgo de trabajo es otro de los temas donde tampoco hay claridad. La reforma estableció un plazo de 18 meses para que la STPS diseñe una norma sobre seguridad y salud en el teletrabajo.

La ausencia de la norma en un entorno donde se siguen presentando contagios de covid-19 es uno de los factores por los cuales esta enfermedad no puede calificarse como riesgo de trabajo, advierte Héctor de la Cruz, abogado de la firma D&M Abogados.

“Ahorita no hay un marco jurídico que nos permita saber si el covid, al ser una enfermedad pandémica e infecciosa, pueda estar considerada dentro de las enfermedades vinculadas al teletrabajo. El trabajador no monta una sucursal de la empresa en su casa y no hay forma de que el patrón imponga medidas de control para verificar la salud de las personas que ingresan al domicilio”, expone.

José Manuel Lucio Olvera, socio fundador de la Consultoría M&E Lucio Asociados, opina que los riesgos de trabajo en el home office son un elemento subjetivo, al menos por ahora.

“Para un teletrabajador que únicamente se dedica a hacer tareas administrativas y no está comisionado para salir a realizar un trabajo a campo, es muy complicado calificar el contagio como riesgo de trabajo”, concluye.

Vía: CIRT

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